lunes, 15 de diciembre de 2014

LEYENDAS YUCATECAS


La Mujer Xtabay
Los mayas de Yucatán son sin duda alguna, quienes mejor han conservado su idioma. Si no pueden interpretar, como tampoco lo ha hecho nadie en el mundo, sus complicados jeroglíficos, verdaderos retos ideográficos, si mantienen vivo su idioma lleno de firos y genuflexiones extraordinarios y en su fonética han sabido copiar el vuelo del murciélago dzib y lo que dice el pájaro Puhuy. Temen al temible Kahazbal y a los Aluxes, pequeños duendecillos del bosque y de las siembras, porque ellos, los mayas, no han permitido aún la corrupción idiomática que introdujeron los hispanos que vinieron a hacer confuso todo lo relativo al suelo que en mal día hollaron.
De esta forma se ha conservado intacta la hermosa leyenda, una de las más lindas, bellas leyendas yucatecas de las miles y miles que flotan como el perfume de la flor Xtabentún en el viento tibio de Mayab, o se esconden en las profundidades cavernosas de los cenotes de donde sale el agua fresca y clara y los cuentos que perduran en el alma yucateca. Esa leyenda es la que se refiere a la mujer Xtabay.
Bajo la luna del antiguo Mayapan, al socaire de los asombrosos templos de los itzaes, he oído repetida esta leyenda sin que nadie le quite o le aumente a su albedrío, sin que ninguno ose deformarla y así, como joya de milagrería se conserva para deleite de quien oye o de quien lee esta historia que como muchas no se ha borrado, no se borrará jamás, porque ha quedado inscrita en los libros antiguos y en las páginas sagradas del recuerdo Maya.
Dice pues la leyenda que la mujer tabay es la mujer hermosa, inmensamente bella que suele agradar al viajero que por las noches se aventura en los caminos del Mayab. Sentada al pie de la más frondosa ceiba del bosque, lo atraé con cánticos, con frases dulces de amor, lo seduce, lo embruja y cruelmente lo destruye.
Los cuerpos destrozados de esos incautos enamorados aparecen al día siguiente con las más horribles huellas de rasguños, de mordidas y con el pecho abierto por uñas como garras.
Muchos ladinos, gentes que desconocen el origen verdadero de la mujer Xtabay, han dicho que es hija del Ceibam que nace de sus torcidas y serpentinas raíces pero eso no es verdad, la auténtica tradición maya dice que la mujer Xtabay nace de una planta espinosa, punzadora y mala y si es que la Xtabay aparece junto a las ceibas, es porque este árbol es sagrado para los hijos de la tierra del faisán y del venado y muchas veces en cobijo y sombra, se acogen bajo sus ramas, confiados en la protección de tan bello y útil árbol.
Vivían en un cierto pueblo de la península yucateca dos mujeres siendo el nombre de una de ellas Xkeban o mejor decir su apodo ya que Xkeban quiere decir prostituta, mujer mala o dada al amor ilícito. Decían que la Xkeban estaba enferma de amor y de pasión y que todo su afán era prodigar su cuerpo y su belleza que eran prodigiosos, a cuanto mancebo se lo solicitaba. Su verdadero nombre era Xtabay.
Muy cerca de la casa que ocupaba esta bellísima mujer, habitaba en otra casa bien hecha, limpia y arreglada continuamente, la consentida del pueblo que llamaban Utz-Colel, que en la traducción hispana sería mujer buena, mujer decente y limpia. Erase esta mujer la Utz-Colel, virtuosa y recta, honesta a carta cabal y jamás había cometido ningun dezlis ni el mínimo pecado amoroso.
La Xtabay tenía un corazón tan grande, como su belleza y su bondad la hacía socorrer a los humildes, amparar al necesitado, curar al enfermo y recoger a los animales que abandonaban por inútiles. Su grandeza de alma la llevaba hasta poblados lejanos a donde llegaba para auxiliar al enfermo y se despojaba de las joyas que le daban sus enamorados y hasta de sus finas vestiduras para cubrir la desnudez de los desheredados. 







                                                              El Huay Chivo
Dice la leyenda que el Huay Chivo es un brujo que tiene forma de un gran chivo de color negro y ojos rojos que asusta y come gallinas y las personas que se han encontrado con él han caido enfermos con mucha fiebre.
El Huay Chivo es un brujo que practica la magia negra y que comete sus fechorías por los en los lugares oscuros y solitarios.
De acuerdo con la creencia, se trata de un ser espantoso, mitad animal y mitad hombre, con ojos rojos y centellantes. Tiene cara de chivo y cuerpo de hombre, aunque puede tomar la forma de otros animales, como el perro (Huay Perro).
Así que caminante, cuidate de andar después de la medianoche por los lugares donde el Huay Chivo anda, pues este ser maligno que odia la luz y adora la oscuridad, puede dejar caer en ti toda su maldad.

Leyendas de cenotes
Se cuenta que los cenotes tienen dueños, los cuales han prohibido a los indígenas mayas penetrar en las grutas después del crepúsculo. Los que se atreven a desobedecer, son duramente castigados.

Una pareja que no tenía hijos encontró en un cenote a una niña que se llamó Nicte-Há (Flor de agua). La niña creció muy bella y un guerrero la quiso hacer suya. La bella Nicte-Há cayó al agua, que tomó lo que era suyo. Su cuerpo apareció flotando y de su boca brotaban flores blancas que dos palomas esparcían sobre el agua. En noches de luna, Nicte-Há canta en el cenote, mientras el guerrero maldito sigue corriendo en los bosques.
El gran sacerdote de Chichen Itzá, Ah Kinxoc, tenía una hermosa hija llamada Oyamal. Dos príncipes hermanos, Ac y Cay, se enamoraron de ella. Cay fue el elegido pero en su ira, Ac encerró a Oyamal en el claustro de Chichen Itzá, y a Cay en las aguas de Kauá. Cay recorrió el laberinto subterráneo hasta llegar al claustro, pero Ac sorprendió a la pareja que logró esconderse en la gruta donde todavía permanece y en las noches de Xac (enero), se oye una voz que dice ¡Yacumá! (te amo).
Un sacerdote maya cometió el sacrilegio de enamorarse de una princesa y ambos se escondieron en las grutas de Xtacumbil-Xunan. Pero los espíritus, indignados, transformaron a la princesa en una estatua de piedra (unas figuras de la cueva) y al sacerdote en uno de los siete lagos de la cueva llamado Putsu Ha que, al sonido de la voz humana, se retira y retorna cuando vuelve el silencio. El agua es el alma en pena de un sacerdote que se asusta y huye al escuchar voces.
Muchos seres fantásticos, como los aluxes, viven o están relacionados con los cenotes. Landa (Sacerdote Español) suponía que los cenotes se formaban al caer un rayo. Creencias similares tenían los mayas, como trasluce en la creación del cenote de Xlacah de Dzibichaltún. Un hombre viejo y cansado acudió a la casa de su hijo para pedirle un pedazo de pan. El ingrato hijo, a pesar de disfrutas de muchas comodidades, negó la comida a su padre. Dios tomó la apariencia del viejo y fue a pedir ayuda al hijo, quien volvió a negarse. Entonces, Dios, para castigar al ingrato, hizo caer un rayo sobre su casa, se hundió el suelo y se formó el cenote Xlacah.
En la actualidad, la relación existente entre los campesinos mayas y los cenotes, sigue siendo mágica ya que los cenotes, además de su uso práctico, siguen siendo lugares sagrados. El agua de los mismos, considerada “virgen o pura” porque no ha sido corrupta por la luz, es utilizada por ejemplo, en las ceremonias que se utilizan para atraer la lluvia, el Chachaac.



AYARI MICHELLE CAMIRUAGA 3B-1

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